Nadie
quiere ser llamado débil, no queremos que los demás se den cuenta de cuales son
nuestros puntos débiles, los momentos en que somos vulnerables, las situaciones
que nos asustan, cuando las circunstancias que nos rodean alteran nuestro
espíritu y no solo nos sentimos indefensos, sino que lo estamos. Y es que
mostrarse débil es abrir una oportunidad para ser lastimados profundamente, es
dejar la puerta abierta para que los demás se lancen como depredadores sobre
una presa, es el momento en el que pueden sacar ventaja y dejarnos expuestos a
merced de otros que quieran hacer lo mismo.
Y es por
eso que construimos muros de protección a nuestro alrededor. Pero estos
terminan incrementando nuestras limitaciones, bloqueando la forma en que nos
relacionamos con otros y obstaculizando el logro de nuestras metas.
Sin embargo,
no es así con Dios. El sabe que somos débiles, sabe cuáles son nuestros puntos
vulnerables, por lo que reconocerlos ante El, es abrir la puerta a que se
manifieste Su gracia y misericordia. Es descubrirnos y aceptar humildemente que
somos impotentes para luchar solos, que tanto nuestras debilidades como
nuestros muros son un problema, por lo que necesitamos ayuda para poder avanzar
porque por nuestras propias fuerzas es imposible que lo logremos. Lo mas
importante es que, Dios está deseoso de que seamos honestos con El para así cubrirnos
con Su poder y obrar en nosotros y a través de nosotros.
“Y me ha
dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por
tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose
sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:9).
Y es cuando
hemos vivido este proceso, que podemos decir al igual que Pablo, que no tenemos
miedo de presentarnos ante Dios y reconocer nuestras áreas vulnerables, porque
El está dispuesto a cubrir nuestras deficiencias con Su Poder.
Dios
eterno, gracias porque Tu poder se muestra en medio de mis debilidades. Reconozco
que no tengo nada de que gloriarme, porque soy débil y no hay nada en mi que me
recomiende ante ti. Sin embargo, Tu te places en bendecirme y usarme para el
avance de Tu obra. Te ruego sigas quitando cualquier andamiaje falso que haya
en mi que impida que la luz de Tu gloria se manifieste en mi vida. En el Nombre
de Jesús, Amén.
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