jueves, 17 de octubre de 2024

DEBIL PARA SER FUERTE

 

Nadie quiere ser llamado débil, no queremos que los demás se den cuenta de cuales son nuestros puntos débiles, los momentos en que somos vulnerables, las situaciones que nos asustan, cuando las circunstancias que nos rodean alteran nuestro espíritu y no solo nos sentimos indefensos, sino que lo estamos. Y es que mostrarse débil es abrir una oportunidad para ser lastimados profundamente, es dejar la puerta abierta para que los demás se lancen como depredadores sobre una presa, es el momento en el que pueden sacar ventaja y dejarnos expuestos a merced de otros que quieran hacer lo mismo.

Y es por eso que construimos muros de protección a nuestro alrededor. Pero estos terminan incrementando nuestras limitaciones, bloqueando la forma en que nos relacionamos con otros y obstaculizando el logro de nuestras metas.

Sin embargo, no es así con Dios. El sabe que somos débiles, sabe cuáles son nuestros puntos vulnerables, por lo que reconocerlos ante El, es abrir la puerta a que se manifieste Su gracia y misericordia. Es descubrirnos y aceptar humildemente que somos impotentes para luchar solos, que tanto nuestras debilidades como nuestros muros son un problema, por lo que necesitamos ayuda para poder avanzar porque por nuestras propias fuerzas es imposible que lo logremos. Lo mas importante es que, Dios está deseoso de que seamos honestos con El para así cubrirnos con Su poder y obrar en nosotros y a través de nosotros.

“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:9). 

Y es cuando hemos vivido este proceso, que podemos decir al igual que Pablo, que no tenemos miedo de presentarnos ante Dios y reconocer nuestras áreas vulnerables, porque El está dispuesto a cubrir nuestras deficiencias con Su Poder.

Dios eterno, gracias porque Tu poder se muestra en medio de mis debilidades. Reconozco que no tengo nada de que gloriarme, porque soy débil y no hay nada en mi que me recomiende ante ti. Sin embargo, Tu te places en bendecirme y usarme para el avance de Tu obra. Te ruego sigas quitando cualquier andamiaje falso que haya en mi que impida que la luz de Tu gloria se manifieste en mi vida. En el Nombre de Jesús, Amén.

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