viernes, 8 de abril de 2016

 “Si nuestro cristianismo ha dejado de ser serio respecto al discipulado; si hemos diluido el evangelio hasta convertirlo en una inspiración emocional que no realiza demandas costosas y que falla en distinguir entre la existencia natural y la cristiana, entonces no podremos evitar recordar la cruz como una calamidad de todos los días, como una de las pruebas y tribulaciones de la vida… Cuando Cristo llama a un hombre, le ofrece ir a él y morir… es la misma muerte cada vez; muerte en Cristo Jesús, la muerte del viejo hombre a su llamado” Dietrich Bonhoeffer The Cost of Discipleship (Nueva York: The Macmillan Company, 1959), pp. 78,79.

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